Conductas adictivas

Las conductas adictivas están vinculadas a síntomas cognitivos, comportamentales y fisiológicos que pueden interferir en el bienestar de un individuo, afectando áreas como las relaciones, el trabajo y la salud general. Tradicionalmente, estas adicciones se relacionaban con sustancias, pero en la actualidad, el espectro se ha ampliado para incluir comportamientos adictivos no vinculados directamente al consumo de drogas.

En el contexto del chemsex, estas conductas adictivas pueden manifestarse de diversas maneras. Por ejemplo, ciertas drogas utilizadas en el chemsex, como la mefedrona, metanfetamina, GHB, entre otras, tienen el potencial de crear dependencia. Sin embargo, más allá de las drogas, el acto repetitivo y compulsivo de participar en encuentros de chemsex, impulsado en parte por aplicaciones de citas y contactos, puede convertirse en una adicción en sí misma. Esta compulsión puede verse reforzada por la activación del sistema de recompensa cerebral, similar a la que se experimenta con sustancias adictivas.

El DSM-5, reconoce el juego patológico como un trastorno adictivo, pero aún se debate sobre la inclusión de otras adicciones comportamentales como la adicción al sexo. En el ámbito del chemsex, el comportamiento sexual compulsivo y el uso excesivo de aplicaciones de citas pueden ser indicativos de una posible adicción comportamental.

La adicción al sexo, aunque todavía no está firmemente establecida como una enfermedad en muchos sistemas de clasificación, podría ser relevante en el contexto del chemsex. Esta adicción se caracteriza por un patrón de impulsos sexuales intensos y repetitivos que llevan a un comportamiento sexual compulsivo. Es crucial diferenciar entre un comportamiento problemático y una verdadera adicción. Mientras que un comportamiento problemático puede ser episódico y no afectar todas las áreas de la vida, una adicción es más abrumadora y puede interferir en la mayoría o todas las áreas de la vida de una persona.

El uso de tecnologías, en particular aplicaciones de citas, ha facilitado la rápida conexión entre individuos para encuentros sexuales, lo que puede ser especialmente atractivo para aquellos con baja autoestima o inseguridades. Sin embargo, este uso puede tornarse compulsivo, llevando a una dependencia de estas plataformas para la gratificación sexual y social.

Los profesionales que trabajan con individuos involucrados en el chemsex a menudo encuentran que estos comportamientos problemáticos ya existían antes de la introducción al chemsex. Estos problemas previos, combinados con el mundo del chemsex, pueden complicar aún más el abordaje y tratamiento.