El consumo inyectado de drogas en el contexto del chemsex, conocido como «slamming», involucra principalmente sustancias como mefedrona, metanfetamina y otras. Esta forma de administración implica atravesar la piel con una jeringuilla, lo que puede llevar a infecciones y lesiones mecánicas. Las prácticas que aumentan el riesgo de infección incluyen el uso compartido de material, técnicas no estériles y el uso de drogas estimulantes.
Lesiones comunes:
- Mecánicas:
- Úlceras cutáneas: Llagas en la zona de inyección.
- Piomiositis: Infección muscular.
- Fascitis necrosante: Necrosis en el tejido conectivo.
- Fisuras anales: Desgarros en la mucosa anal.
- Infecciones locales:
- Abscesos: Acumulación de pus en la piel.
- Flebitis: Inflamación venosa.
- Tromboflebitis: Coágulos en las venas.
- Celulitis: Inflamación de la dermis y tejido subcutáneo.
- Infecciones óseas: Infecciones en los huesos por diseminación.
- Infecciones generalizadas:
- Bacteriemia: Presencia de bacterias en la sangre.
- Septicemia: Infección grave en el torrente sanguíneo.
- Endocarditis: Infección del endocardio, puede afectar las válvulas cardíacas.
- Osteomielitis: Infección ósea secundaria.
- Artritis séptica: Infección en las articulaciones.
El uso inyectado en el chemsex no solo incrementa los riesgos de enfermedades transmisibles, sino que también conduce a problemas musculoesqueléticos y cardíacos. Es crucial adoptar medidas de reducción de riesgos y practicar técnicas de inyección segura para minimizar estas complicaciones.