Salud Mental

La práctica del chemsex, aunque frecuentemente asociada con el riesgo de ITS, también tiene serias implicaciones en la salud mental de los participantes. A pesar de la limitada literatura enfocada en las consecuencias psicopatológicas relacionadas con el chemsex, es crucial comprender que no todos los que participan en chemsex enfrentarán complicaciones de salud mental. Sin embargo, en muchos, puede coexistir con trastornos psiquiátricos, como trastornos depresivos o psicóticos, así como trastornos por consumo de sustancias, lo que se conoce como patología dual.

Es importante mencionar que, aunque hay amplia documentación sobre los efectos adversos de las drogas usadas en el chemsex en la salud mental, hay menos estudios que aborden directamente las consecuencias psicológicas de las prácticas de chemsex en sí. Estudios han indicado que la población LGBTBQ+, en particular los hombres GBHSH, consumen drogas en un contexto sexual más frecuentemente que la población heterosexual y, a la vez, tienen una prevalencia más alta de ansiedad y depresión.

De hecho, en el estudio europeo EMIS-2017, se identificó una prevalencia considerable de síntomas de ansiedad y depresión, así como ideas autolesivas entre los encuestados, aunque no se hizo una desagregación específica entre aquellos que practican chemsex y aquellos que no.

La teoría del estrés de minoría sugiere que estresores como el estigma y la discriminación enfrentados por la población GBHSH podrían influir en la salud mental, y el chemsex podría ser utilizado como una estrategia de afrontamiento. En este contexto, el chemsex puede ser tanto una reacción al estrés como un factor que contribuye al estrés y a las dificultades psicológicas.

Estudios cualitativos en Europa han identificado síntomas psiquiátricos relacionados con el consumo agudo en el contexto del chemsex, como irritabilidad, ansiedad y agresividad. Además, estudios en España han mostrado relaciones entre el chemsex y síntomas de ansiedad, depresión, y otros problemas de salud mental.

Finalmente, es esencial considerar que mientras algunos participantes en el chemsex pueden no sentir ningún impacto negativo en sus vidas, otros pueden experimentar consecuencias significativas en sus relaciones personales, familiares y laborales. También hay reportes de trastornos psicóticos, síndrome serotoninérgico, delirium y encefalopatía asociados con el chemsex, dependiendo de las drogas utilizadas.